Colearning: un tándem perfecto para tu desarrollo personal

Colearning: un tándem perfecto para tu desarrollo personal

El mundo que conocemos se está transformando de forma vertiginosa. Las formas de trabajar, los modelos de residencia y las filosofías de aprendizaje cambian todo el tiempo. En este contexto, aparecen nuevos conceptos como el coworking, el coliving y el colearning. ¿De qué se trata y qué aportan a nuestro desarrollo personal?

Los orígenes del coworking

El coworking ya es una práctica frecuente en las principales ciudades del mundo, donde proliferan los espacios de trabajo compartidos. El origen de esta práctica se remonta a los años 90, en pleno auge del emprendedurismo y el trabajo free lance. Algunas versiones señalan que los comienzos del coworking estarían en la creación de los hackerspaces compartidos en Berlín, en 1995, por un grupo de ingenieros informáticos. El C-Base de Berlín sería el padre del coworking actual.
Lo cierto es que la palabra coworking aparece en 1999. El primero en definir este nuevo término fue el diseñador de videojuegos Bernie De Koven. Dijo entonces que el coworking era “trabajar juntos como iguales”. El concepto es que la colaboración entre iguales potencia el desarrollo personal y la creatividad.

Del coworking al coliving

Otros investigadores afirman que el coworking nació en San Francisco, unos años después, producto de la llegada a la ciudad de miles de nómadas digitales que necesitaban espacio para trabajar y vivir. El primer espacio coworking que se reconoce como tal fue abierto en 2005 por el programador Brad Neuberg en esa ciudad.
Con el coworking, miles de profesionales encontraron el modo de compartir gastos, a la vez que aprovechaban un espacio cómodo y con buena conexión de wifi. Pero, al mismo tiempo, estaban gestando también una nueva forma de residencia colaborativa: el coliving.
Cuando empezaron a llegar jóvenes de todo el país a esa zona, atraídos por las ofertas de empleo en las grandes tecnológicas, tuvieron que resolver la cuestión de la vivienda compartida. La oferta de alquileres quedaba corta y los precios demasiado altos. Entonces surgió el coliving, formas de vivienda compartida para gestionar gastos en común sin perder calidad de vida. Actualmente, esta forma novedosa de residencia compartida está siendo tendencia en países como España, Alemania o Estados Unidos.

Sumérgete en el aprendizaje compartido con el colearning

Al coworking y al coliving se le suma otra experiencia colaborativa que aporta al desarrollo personal: el colearning. Esto es, la idea de aprendizaje colaborativo y compartido, una nueva filosofía pedagógica.
Las ventajas del colearning sobre el aprendizaje tradicional son muchas. En primer lugar, en el colearning todos los participantes tienen un papel activo en la formación del conocimiento. Ya no hay “jerarquías” ni una relación de autoridad entre docente y alumnos, sino personas compartiendo, experimentando y aprendiendo juntas.
Por otro lado, el colearning permite mayor flexibilidad y adaptabilidad en el aprendizaje, ya que no sigue pautas estrictas de programas de estudio. Esto permite responder más directamente a las necesidades e inquietudes de los participantes.
El colearning prioriza la práctica y la experimentación por sobre la memorización o la repetición de fórmulas generales. El aprendizaje tiene una forma experimental, por lo que los contenidos no se memorizan, sino que se descubren.
Al ser un conocimiento que surge de la interacción de diferentes personas, el colearning permite incorporar variados puntos de vista y perspectivas sobre un mismo asunto. Así, de forma colectiva se construye un conocimiento más amplio que enriquece el desarrollo personal.

 

La economía colaborativa y el desarrollo personal

 

La noción de economía colaborativa se ha extendido a nuevas áreas de la vida: la vivienda, el trabajo, el aprendizaje. Se trata de dar respuesta a las exigencias de un mundo que avanza a saltos, pero que muchas veces genera aislamiento y soledad. Como antídoto, se despliega la idea de trabajar en común, compartir residencia y aprender en comunidad. La idea es descubrir que la comunidad es mucho más que la suma de las partes, y que, trabajando en común, el desarrollo personal se potencia.

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